Estudiar la palabra es muy importante para todo creyente en Dios. Porque es a través de esta que podemos conocer no solo las leyes y mandatos de Dios, sino también muchos aspectos de su carácter.
Y es que Dios, sí tiene un carácter. Él no es solo bondad,
como algunos piensan. Él es mucho más
que eso. Él es Amor, Perfección, Salud,
Generosidad, Fé, Misericordia, Perdón, y también Justicia.
Un aspecto que me llama mucho la atención de su carácter es
que parece no querer nada obligado. Sí,
parece ser que Dios no quiere que nadie haga nada por obligación hacia él. Y es por eso precisamente que da a todas,
todas, todas sus criaturas, el libre albedrío.
Para que puedan elegir, una vez creadas si deciden continuar unidas a Él
o no. Podemos elegir. Pero no solo los humanos podemos elegir. Los ángeles pudieron elegir y al parecer es
así para todas sus criaturas.
Y es tan cierto esto, que algunos ángeles, entre ellos Luzbel decidieron no seguirle, pero con un agravante, también decidieron hacer una rebelión. Uno de los problemas con Luzbel, ahora Satanás, no fue que tuviera dudas sobre si quería estar con Dios o no. No. Él no tuvo ningún tipo de dudas. Él quiso ocupar el lugar de Dios, haciendo un motín en el cielo. Eso es distinto. Muy distinto. Pues la duda, la hubiese podido disipar el Señor rápidamente con su infinito Amor. Pero la actitud de Satanás, fue otra. Él se enorgulleció, queriendo por fuerza, ocupar el lugar de Dios. Eso es otra cosa, muy distinta.

Pero este no es el tema que nos ocupa, y podemos tratarlo
con mayor detalle en otra oportunidad.
Nos ocupa el tema de que Dios no quiere a nadie obligado a su lado.
Y esto lo podemos apreciar en el libro de Éxodo, capítulos
35 y 36, cuando Dios le dice a Moisés que comience la construcción del
tabernáculo. Para ello le indica en el
versículo 5 del capítulo 35, lo siguiente:
5. Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová;
todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata, bronce,
También los versículos 21 y 22 señalan:
21. Y vino todo varón a quien su
corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda
a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para
las sagradas vestiduras.
22. Vinieron así hombres como
mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos,
anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda
de oro a Jehová.
Como se desprende de estos versículos, Jehová Dios deja muy
en claro que para la construcción de su tabernáculo, deseaba recibir donaciones
de hombres y mujeres de Israel, que realmente desearan hacerlo desde el fondo
de su corazón. Solo aquellos que
apreciaban profundamente a Dios, solo aquellos que deseaban donar desde el
fondo de su corazón.
A mi modo de ver las cosas, Dios no quiere a nadie obligado
a su lado. Él realmente no necesita a
nadie, pues es autosuficiente en sí mismo. Y aunque parece gustar de la
compañía de sus criaturas, no nos obliga, porque además de ser un perfecto
caballero, al igual que su hijo Jesús, no necesita obligar a nadie a que lo
ame, a que lo busque. Pues el da y respeta la libertad y el libre albedrío. Y
solo cuando lo deseamos con sinceridad el entra a morar en nuestro corazón.
Y tanto es lo que recibe de las criaturas que deciden
seguirlo de corazón que sobreabunda. Lo que confirma Éxodo 36: 3-7
3. Y tomaron de delante de Moisés
toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio
del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria
cada mañana.
4. Tanto, que vinieron todos los
maestros que hacían toda la obra del santuario, cada uno de la obra que hacía,
5. y hablaron a Moisés, diciendo:
El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha
mandado que se haga.
6. Entonces Moisés mandó pregonar
por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del
santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más;
7. pues tenían material abundante
para hacer toda la obra, y sobraba.
Dios no necesita nada de nosotros, pero como es generoso, le
encanta compartir toda su creación con sus criaturas. Él es tan bueno que hace salir el sol sobre
buenos y malos, sobre justos e injustos. Pero solo entra en el corazón y en la
mente de aquel que quiera recibirlo.
¿Quieres tú compartir tu vida con el creador de la vida?, El
ha hecho todo por ti. Hasta mandar a su
hijo amado Jesús a morir en una cruz, para que tú seas salvado y recibas el
perdón por tu desobediencia. ¿Estás tú
dispuesto a recibir a Jesús en tu corazón?, Él es un caballero y no entrará nunca por la fuerza. Él solo entrará si tú abres la puerta de tu
corazón…
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