domingo, 11 de septiembre de 2016

Dios Celoso


Cuando estudiamos la biblia no deja de sorprender el hecho de que al releer sus versículos, podemos recibir con cada relectura, una revelación, nueva, diferente o complementaria.

Ex 34: 11-17, por ejemplo, me sorprendió al permitirme darme cuenta con esa lectura de lo supremamente celoso que es Dios.

Muchos que no conocen la palabra de Dios, que está en La Biblia, se preguntarán.  ¿Cómo puede atribuirse a Dios tal característica?

Bueno. En principio es, porque el mismo se la atribuye de forma directa y tajante.  Y esto, tiene una razón.

Durante mis primeras sesiones de lectura de la Biblia, siempre me solía preguntar el por qué cuando Dios, dio las instrucciones a Moisés sobre cómo Israel debía tomar posesión de la tierra, prometida de Canaan.   Hizo énfasis en que los israelitas literalmente “ECHARAN” de esa tierra a todos sus antiguos moradores.  Que los “ECHARAN COMPLETAMENTE” y  no se relacionaran con ellos, bajo ningún concepto.

Durante un tiempo, me llegó a parecer esto como una orden demasiado dura, demasiado inflexible de parte de un Dios, que por demás sabemos es la perfección del amor, el perdón y la misericordia.

Sin embargo ahora entiendo por qué lo ví así,  pues el concepto de Dios que estaba manejando, era el que manejaba como creyente de la religión católica. 

Hasta ese momento, para mi Dios, era solo un dios muy, muy, muy bueno, dispuesto a tolerar cualquier cosa, que pasaba por alto todo, y se hacía de la vista gorda cuando no lo obedecíamos, porque como es bueno, todo lo va a perdonar, al final.

¡Que concepción tan errada!   Ciertamente Dios, es Bueno. Y lo perdona todo, pero es a través del poder de la Sangre derramada por nuestro Señor Jesucristo.

Por otro lado, no es cierto, que Dios se hace de la vista gorda ante nuestros actos; ante nuestras acciones. Eso jamás lo hace.

Por eso es muy importante tener siempre en cuenta, que en el universo de Dios, toda acción tiene una consecuencia. Eso es axiomático. Y no existe forma alguna en que podamos actuar en alguna manera, sin que haya una consecuencia de tal acción, buena o mala, depende de lo que hagamos.

Demás está decir entonces, que Dios, de antemano, conoce esas consecuencias.  Por eso es que siempre nos advierte de evitar aquellas acciones, cuyas consecuencias van a ser perjudiciales y dañosas para nosotros.  El siempre advierte.  No por duro de corazón, como algunos pueden pensar, sino precisamente por ser un Dios amoroso, que quiere evitarnos las consecuencias desagradables y malas de nuestras acciones negativas.

Es un poco complicado, pero hay que verlo al revés de lo que parece.  Él, ha establecido, leyes en su universo, y estas leyes deben ser respetadas.  No por ser leyes en sí misma, aunque eso ya las hace de obligatorio cumplimiento, sino porque Él, las hizo, Él, las estableció, Él las creo. Y este es SU universo. (¿Se entiende?).
Esto lo podemos observar por ejemplo en Ex 34: 11-17 cuando advierte contra la idolatría de Canaan.  Pero veamos que dicen estos versículos.

Ex 34: 11-17

11.  Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y el jebuseo.

12.  Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.

13.  Derribaréis sus altares, y quebrantaréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera.

14.  Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.

15.  Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán y comerás de sus sacrificios;

16.  o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas.

17.  No te harás dioses de fundición.

En estos versículos se resume todo lo comentado anteriormente, en ellos Jehová, le explica claramente a Moisés, qué no deben hacer, le explica porqué no deben hacerlo y les advierte de lo que sucederá si no cumplen con el mandato que Dios les da en ese momento.

Parece duro, sí.  Porque eso implicaba que el pueblo de Israel, tuviera que destruir o hacer huir a todos los moradores de esas tierras, mencionados en el versículo 11.  ¿Pero porqué Dios les pide esto?

Dios sabía, con anticipación, que si los dejaban allí, morando conjuntamente con ellos.  Los israelitas, terminarían cayendo ante la tentación que le ponían por delante las costumbres de los otros pueblos.  Que adoraban múltiples dioses, generalmente hechos por la mano del hombre  (figuras de talla en madera, barro, piedra, etc), dioses que ni veían, ni hablaban, ni escuchaban, ni podían hacer absolutamente nada, dioses que no tenían ningún poder, pero a los que los moradores de esos pueblos creían que debían ofrecer sacrificios.  Realizando sacrificios humanos, y llegando inclusive a sacrificar a sus propios hijos a dichos dioses.  En su mayoría esos pueblos, no conocían al Dios vivo y verdadero.  

Al Dios todopoderoso el que sí conocía en cambio el pueblo de Israel.  Y aquellos que habían oído hablar de Él, seguramente no les importaba. Pues gustaban de seguir llevando sus vidas como las llevaban, teniendo sus víctimas de sacrificio humanas, y realizando fiestas en honor a sus dioses, en los cuales el total desenfreno sexual y el desbocamiento de pasiones y emociones, era la característica principal.   Ellos no querían conocer a un Dios, ordenado, disciplinado, justo, recto, creador de los valores y los principios y amante del respeto por la vida, pues Él la creó.

Dios sabía, que si Israel aceptaba a los moradores de estos pueblos y los perdonaba y no los echaba de su tierra, iba a terminar adoptando las costumbres de ellos y olvidándose de Él mismo. Y sabía que iban a terminar quebrantando sus leyes, trayendo sobre sí, las terribles consecuencias.

Como vemos, Dios sí que es un Dios bueno y bondadoso, que nos creó, y conoce a perfección el funcionamiento de su propio universo.  Él crea las leyes, y exige que se cumplan, y como conoce de las consecuencias de su incumplimiento, nos advierte, muy a tiempo, para que evitemos a toda costa incumplirlas, trayendo sobre nosotros las graves consecuencias de la desobediencia.


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