martes, 20 de septiembre de 2016

GUERRA ESPIRITUAL: RESISTIENDO A SATANÁS



Es conocido por la mayor parte de las personas, que Jesús, cuando fue llevado por el espíritu al desierto, fue tentado por satanás en tres ocasiones.  

En cada una de esas ocasiones, el diablo, valiéndose del conocimiento que tenía de la palabra de Dios, retó a Jesús, para que tomara decisiones que bajo ningún concepto podían estar acordes con la perfecta voluntad del Padre.

Jesús, quien es la palabra de Dios hecha carne, resistió a satanás, y con la misma palabra rebatió a Satanás en cada uno de esos tres momentos. 

De igual modo, durante todo el tiempo de su predicación, el Señor, con su palabra echaba fuera demonios, sanando también a  toda clase de lunáticos y enfermos. 

Y es que Jesús, como verbo vivo, e hijo de Dios, contaba con toda la autoridad y dominio sobre el mundo espiritual. 

Es evidente, que tanto en los tiempos de Jesús, como en la actualidad, los demonios o espíritus inmundos, son atormentados por la palabra de Dios. Por lo que esta, se constituye en una de las armas con las que contamos los cristianos para resistir y ganar las batallas espirituales que nos toque emprender. 

Para hacer guerra espiritual, es necesario que entendamos que existe un reino espiritual de maldad,  con satanás a la cabeza.  Este es un mundo real, en el que existen millones de demonios, que actúan coordinada y organizadamente, mediante jerarquías muy constituidas, con el fin de robar y destruir las almas de los hombres y tratar de robarle la gloria a Jesucristo. 

Pablo, describe muy bien esta guerra, y las jerarquías del mundo espiritual del enemigo, en su carta a los Efesios, capítulo 6, versículo 12, cuando nos afirma:  

"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." 

Todo creyente, viene a constituirse en un soldado de Jesucristo, que debe estar atento para resistir a las acechanzas del diablo. Y debe estar siempre preparado para llevar a cabo la batalla espiritual, pues satanás, no perderá ni la más pequeña ocasión, para atacar, con el fin de debilitarlo, hacerlo caer y destruirlo,  tratando también de destruir con ello  la obra de Dios.

Para ello, debemos vestirnos con toda la armadura de Dios, descrita por Pablo en Efesios 6, versículos 13 al 18.

13. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 
14. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
15. y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 
18. orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 

Debemos aprender a estar muy cercanos, muy unidos a Dios en todo tiempo, para poder estar fortalecidos con el poder de Jesús, de forma tal de resistir al diablo.

Es pues necesario usar toda la armadura de Dios, completa para poder estar protegidos y resistir sus acechanzas. El llamado es siempre a resistir, porque la batalla es del Señor. Él es quien luchó por cada uno de nosotros.  

Pero;  ¿Como nos ataca satanás?:

Primero:  Él, hace a Dios Mentiroso:   Al igual que lo hizo con Eva en el Jardín del Edén, satanás busca  hacernos dudar sobre lo que nos presenta la palabra, y sobre si debemos obedecer con exactitud  los mandamientos de Dios.  Él, trata de convencernos siempre de que transgredir cualquiera de estos mandamientos, resulta poco importante y hasta intrascendente.  

Segundo:  Nos tienta:   Satanás conoce muy bien nuestras debilidades. Él suele tentarnos constantemente, hablándonos y hablándonos espiritualmente sobre lo agradable que resultaría el dejarnos llevar por las pasiones y deseos de la carne.  Él es muy persistente. Y no deja escapar ni la mas pequeña oportunidad, para atacarnos y tratar de hacernos caer.  Satanás no se cansa jamás de ponernos trampas. Por lo que los cristianos debemos estar muy atentos y no descuidarnos nunca. Una manera de no descuidarnos, es permanecer siempre muy unidos a Dios, y muy cubiertos con toda la armadura que Él ha provisto para nosotros.

Tercero:  Se constituye en un acusador permanente:   Cuando el cristiano está debilitado espiritualmente, suele estar más susceptible de sentirse afectado por las acusaciones de satanás; las cuales le roban el reposo, la paz y la alegría.  Es muy importante, entonces, estar sensible a la voz del Espíritu Santo, para poder tener discernimiento y reprender a satanás.  Ante este tipo de ataque, es muy importante que tengamos presente que hemos sido salvados por medio de la sangre de Jesucristo,  y que ya han sido perdonados nuestros pecados.  Es importante pararse firmes y reprender al diablo, en el nombre de Jesús, y con el poder y autoridad de su palabra. Que es la palabra de Dios.

Toda obra de la carne está ligada a espíritus inmundos y ellos operan dentro del alma de cada individuo. 

La guerra espiritual ha sido ganada por Jesucristo. Nuestro enemigo, es un enemigo que ya ha sido derrotado. Él, no puede realmente forzarnos a hacer nada, pues nosotros tenemos la potestad en cada situación de resistirle en el nombre de Jesús, y con la palabra.

Es por ello que no debemos tener miedo al mundo espiritual de maldad, pues el señor mismo es nuestro defensor. Él ya ha vencido a Satanás. Él conoce como somos tentados, pues Él mismo fue tentado, y desea darnos la fuerza para resistir.

Puedo dar fé, y todavía no salgo de mi asombro, que una vez que hemos aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador, recibimos de él toda la fuerza y autoridad para resistir al diablo. Y tan cierto es esto, que rápidamente nos daremos cuenta de que podemos resistir a vicios y tentaciones que antes nos dominaban, y ejercían el control sobre nuestras vidas.  Jesús, cuando se lo pedimos con corazón sincero y una real y firme decisión, nos dá definitivamente la fuerza para salir de nuestros vicios. Libertándonos de los deseos de la carne, y enseñandonos a resistir cuantas veces sea necesario. Hasta ser completamente libres.

En este sentido la palabra de Dios afirma, en Santiago 4, versículo 7, lo siguiente:  "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros".

lunes, 19 de septiembre de 2016

GUERRA ESPIRITUAL: ESPÍRITUS ENGAÑADORES, Y USO DEL TIEMPO LIBRE









En ocasiones, para distraernos o usar nuestros ratos de ocio, nos sentamos ante el computador, televisor, o en salas de cine, a ver películas y programas  cargados de violencia, impregnados de una sexualidad insana, o en los que conductas agresivas y transgresoras se presentan como divertidas, interesantes, y hasta convenientes, bajo ciertas circunstancias. 

Reflexionando sobre esto, deberíamos preguntarnos, si de hecho, hemos elegido observar cosas que tal vez no nos convengan del todo.  

Por eso es necesario estar alertas. 

Aún cuando vivimos en el mundo de lo tangible,  existe en él lo intangible; lo no medible. Y esto, aunque no lo vemos, puede ejercer, y de hecho ejerce, una gran influencia sobre el resto de las cosas.  

Este, es el mundo espiritual. Mundo en el que no solo encontramos la influencia Santa de Dios, sino también la influencia demoniaca de satanás.

La peor de las muertes es la muerte espiritual. Los espíritus demoniacos, saben esto; y buscan que muramos, no tanto físicamente, sino más bien en el plano espiritual. Estos espíritus, no tienen jamás consideración o respeto por ninguna persona. Procurando por todos los medios destruirnos. Ellos perfectamente se cuelan a través de cualquier medio o recurso, ejerciendo influencia y una sutil presión, que en ocasiones inclusive, puede llegar a alterar nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. Proporcionándonos una visión alterada de las cosas y de la vida. Una visión inadecuada, pesimista y sobretodo, muy distorsionada.  

Muchas veces, nos encontramos incómodos, a disgusto, deprimidos, nerviosos, asustados, etc., y no logramos entender, porqué. Es bueno en ese momento, que revisemos qué estamos haciendo. qué puertas estamos abriendo en el mundo espiritual; y a través de qué medios; pues a través de las puertas que abramos en ese mundo, podremos recibir múltitud de bendiciones, o inmedibles maldiciones.

Es necesario,  estar atentos.

En Mateo 6: 22 al 23 Jesús dice a sus discípulos:  “22.  La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; 23. pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?..

Si eres no creyente en Dios y en Jesús; pregúntate: ¿hasta dónde realmente tienes la paz, el sociego, el reposo, la tranquilidad y la alegría que deseas?.

Si eres creyente; Pregúntate entonces, qué estás haciendo en el tiempo que no pasas con Dios. ¿sobre qué estás poniendo tu mirada?, ¿a qué estás dedicando tu tiempo libre?. 

Dependiendo de la respuesta, encontrarás también la respuesta a preguntas tales como:  ¿Soy Feliz?. ¿Estoy satisfecho o satisfecha?, ¿Tengo verdadera paz?.

Qué estás haciendo con tu tiempo libre.

¿Lo dedicas a construir, ver y experimentar cosas positivas y buenas? o simplemente te dejas llevar por cualquier cosa que te ponen por delante,o que está "de moda".   

Pregúntatelo con sinceridad, y te puedo asegurar que vas a encontrar respuestas.

Antes que recibir una influencia espiritual poco apropiada, desordenada, o en fin, demoniaca,  ¿No es mejor que nos aseguremos de recibir una cobertura espiritual benigna y santa? 

Reiteramos entonces a Mateo 6: 22 al 23.

La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?  

Y también recordamos a Romanos 10:17.

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. 

Entonces; mucho cuidado; con lo que eliges  ver; y oír. pues podrías estar entregando, progresivamente y sin notarlo,  a espíritus engañadores, lo que la biblia define como:  Tu dominio propio.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Dios Celoso


Cuando estudiamos la biblia no deja de sorprender el hecho de que al releer sus versículos, podemos recibir con cada relectura, una revelación, nueva, diferente o complementaria.

Ex 34: 11-17, por ejemplo, me sorprendió al permitirme darme cuenta con esa lectura de lo supremamente celoso que es Dios.

Muchos que no conocen la palabra de Dios, que está en La Biblia, se preguntarán.  ¿Cómo puede atribuirse a Dios tal característica?

Bueno. En principio es, porque el mismo se la atribuye de forma directa y tajante.  Y esto, tiene una razón.

Durante mis primeras sesiones de lectura de la Biblia, siempre me solía preguntar el por qué cuando Dios, dio las instrucciones a Moisés sobre cómo Israel debía tomar posesión de la tierra, prometida de Canaan.   Hizo énfasis en que los israelitas literalmente “ECHARAN” de esa tierra a todos sus antiguos moradores.  Que los “ECHARAN COMPLETAMENTE” y  no se relacionaran con ellos, bajo ningún concepto.

Durante un tiempo, me llegó a parecer esto como una orden demasiado dura, demasiado inflexible de parte de un Dios, que por demás sabemos es la perfección del amor, el perdón y la misericordia.

Sin embargo ahora entiendo por qué lo ví así,  pues el concepto de Dios que estaba manejando, era el que manejaba como creyente de la religión católica. 

Hasta ese momento, para mi Dios, era solo un dios muy, muy, muy bueno, dispuesto a tolerar cualquier cosa, que pasaba por alto todo, y se hacía de la vista gorda cuando no lo obedecíamos, porque como es bueno, todo lo va a perdonar, al final.

¡Que concepción tan errada!   Ciertamente Dios, es Bueno. Y lo perdona todo, pero es a través del poder de la Sangre derramada por nuestro Señor Jesucristo.

Por otro lado, no es cierto, que Dios se hace de la vista gorda ante nuestros actos; ante nuestras acciones. Eso jamás lo hace.

Por eso es muy importante tener siempre en cuenta, que en el universo de Dios, toda acción tiene una consecuencia. Eso es axiomático. Y no existe forma alguna en que podamos actuar en alguna manera, sin que haya una consecuencia de tal acción, buena o mala, depende de lo que hagamos.

Demás está decir entonces, que Dios, de antemano, conoce esas consecuencias.  Por eso es que siempre nos advierte de evitar aquellas acciones, cuyas consecuencias van a ser perjudiciales y dañosas para nosotros.  El siempre advierte.  No por duro de corazón, como algunos pueden pensar, sino precisamente por ser un Dios amoroso, que quiere evitarnos las consecuencias desagradables y malas de nuestras acciones negativas.

Es un poco complicado, pero hay que verlo al revés de lo que parece.  Él, ha establecido, leyes en su universo, y estas leyes deben ser respetadas.  No por ser leyes en sí misma, aunque eso ya las hace de obligatorio cumplimiento, sino porque Él, las hizo, Él, las estableció, Él las creo. Y este es SU universo. (¿Se entiende?).
Esto lo podemos observar por ejemplo en Ex 34: 11-17 cuando advierte contra la idolatría de Canaan.  Pero veamos que dicen estos versículos.

Ex 34: 11-17

11.  Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y el jebuseo.

12.  Guárdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.

13.  Derribaréis sus altares, y quebrantaréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera.

14.  Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.

15.  Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarán en pos de sus dioses y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán y comerás de sus sacrificios;

16.  o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas.

17.  No te harás dioses de fundición.

En estos versículos se resume todo lo comentado anteriormente, en ellos Jehová, le explica claramente a Moisés, qué no deben hacer, le explica porqué no deben hacerlo y les advierte de lo que sucederá si no cumplen con el mandato que Dios les da en ese momento.

Parece duro, sí.  Porque eso implicaba que el pueblo de Israel, tuviera que destruir o hacer huir a todos los moradores de esas tierras, mencionados en el versículo 11.  ¿Pero porqué Dios les pide esto?

Dios sabía, con anticipación, que si los dejaban allí, morando conjuntamente con ellos.  Los israelitas, terminarían cayendo ante la tentación que le ponían por delante las costumbres de los otros pueblos.  Que adoraban múltiples dioses, generalmente hechos por la mano del hombre  (figuras de talla en madera, barro, piedra, etc), dioses que ni veían, ni hablaban, ni escuchaban, ni podían hacer absolutamente nada, dioses que no tenían ningún poder, pero a los que los moradores de esos pueblos creían que debían ofrecer sacrificios.  Realizando sacrificios humanos, y llegando inclusive a sacrificar a sus propios hijos a dichos dioses.  En su mayoría esos pueblos, no conocían al Dios vivo y verdadero.  

Al Dios todopoderoso el que sí conocía en cambio el pueblo de Israel.  Y aquellos que habían oído hablar de Él, seguramente no les importaba. Pues gustaban de seguir llevando sus vidas como las llevaban, teniendo sus víctimas de sacrificio humanas, y realizando fiestas en honor a sus dioses, en los cuales el total desenfreno sexual y el desbocamiento de pasiones y emociones, era la característica principal.   Ellos no querían conocer a un Dios, ordenado, disciplinado, justo, recto, creador de los valores y los principios y amante del respeto por la vida, pues Él la creó.

Dios sabía, que si Israel aceptaba a los moradores de estos pueblos y los perdonaba y no los echaba de su tierra, iba a terminar adoptando las costumbres de ellos y olvidándose de Él mismo. Y sabía que iban a terminar quebrantando sus leyes, trayendo sobre sí, las terribles consecuencias.

Como vemos, Dios sí que es un Dios bueno y bondadoso, que nos creó, y conoce a perfección el funcionamiento de su propio universo.  Él crea las leyes, y exige que se cumplan, y como conoce de las consecuencias de su incumplimiento, nos advierte, muy a tiempo, para que evitemos a toda costa incumplirlas, trayendo sobre nosotros las graves consecuencias de la desobediencia.


Dios no obliga a nadie



Estudiar la palabra es muy importante para todo creyente en Dios.  Porque es a través de esta que podemos conocer no solo las leyes y mandatos de Dios, sino también muchos aspectos de su carácter.

Y es que Dios, sí tiene un carácter. Él no es solo bondad, como algunos piensan.  Él es mucho más que eso.  Él es Amor, Perfección, Salud, Generosidad, Fé, Misericordia, Perdón, y también Justicia.

Un aspecto que me llama mucho la atención de su carácter es que parece no querer nada obligado.  Sí, parece ser que Dios no quiere que nadie haga nada por obligación hacia él.  Y es por eso precisamente que da a todas, todas, todas sus criaturas, el libre albedrío.  Para que puedan elegir, una vez creadas si deciden continuar unidas a Él o no.  Podemos elegir.  Pero no solo los humanos podemos elegir.  Los ángeles pudieron elegir y al parecer es así para todas sus criaturas.


Y es tan cierto esto, que algunos ángeles, entre ellos Luzbel decidieron no seguirle, pero con un agravante, también decidieron hacer una rebelión. Uno de los problemas con Luzbel, ahora Satanás, no fue que tuviera dudas sobre si quería estar con Dios o no. No.  Él no tuvo ningún tipo de dudas.  Él quiso ocupar el lugar de Dios, haciendo un motín en el cielo.  Eso es distinto. Muy distinto. Pues la duda, la hubiese podido disipar el Señor rápidamente con su infinito Amor.  Pero la actitud de Satanás, fue otra.  Él se enorgulleció, queriendo por fuerza, ocupar el lugar de Dios.  Eso es otra cosa, muy distinta.

Pero, ¿y si no seguimos a Dios?, ¿A dónde vamos?  Todos somos sus criaturas, y este es su universo.  Está impregnado de Él, de su amor.  ¿Qué sería de nosotros sin Él?,  Evidentemente, nada, no lograríamos ni si quiera respirar o sobrevivir.   Sin embargo, Él nos dio, desde el primer momento la posibilidad de elegir, si queríamos o no estar con Él y seguirlo a Él.  En el plano humano, saliendo de lo angelical, les dio la libertad a Adán y a Eva de elegir, en su momento y nos la continúa dando a todos hasta el día de hoy.  Inclusive tiene más que la paciencia del universo, para esperar, que retornemos a Él, si hemos hecho la decisión equivocada, como en el caso de Adán y Eva, pues Él sabe que es lo mejor para nosotros, y que en algún momento lo vamos a necesitar, para poder vivir, existir, ser, en la verdadera, real y justa dimensión para la cual fuimos todos creados.
Pero este no es el tema que nos ocupa, y podemos tratarlo con mayor detalle en otra oportunidad.  Nos ocupa el tema de que Dios no quiere a nadie obligado a su lado.
Y esto lo podemos apreciar en el libro de Éxodo, capítulos 35 y 36, cuando Dios le dice a Moisés que comience la construcción del tabernáculo.  Para ello le indica en el versículo 5 del capítulo 35, lo siguiente:

5.  Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata, bronce,

También los versículos 21 y 22 señalan:

21. Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras.

22. Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda de oro a Jehová.

Como se desprende de estos versículos, Jehová Dios deja muy en claro que para la construcción de su tabernáculo, deseaba recibir donaciones de hombres y mujeres de Israel, que realmente desearan hacerlo desde el fondo de su corazón.  Solo aquellos que apreciaban profundamente a Dios, solo aquellos que deseaban donar desde el fondo de su corazón.

A mi modo de ver las cosas, Dios no quiere a nadie obligado a su lado.  Él realmente no necesita a nadie, pues es autosuficiente en sí mismo. Y aunque parece gustar de la compañía de sus criaturas, no nos obliga, porque además de ser un perfecto caballero, al igual que su hijo Jesús, no necesita obligar a nadie a que lo ame, a que lo busque. Pues el da y respeta la libertad y el libre albedrío. Y solo cuando lo deseamos con sinceridad el entra a morar en nuestro corazón.

Y tanto es lo que recibe de las criaturas que deciden seguirlo de corazón que sobreabunda. Lo que confirma Éxodo 36: 3-7

3. Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana.

4. Tanto, que vinieron todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada uno de la obra que hacía,

5. y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga.

6. Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más;

7. pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.

Dios no necesita nada de nosotros, pero como es generoso, le encanta compartir toda su creación con sus criaturas.  Él es tan bueno que hace salir el sol sobre buenos y malos, sobre justos e injustos. Pero solo entra en el corazón y en la mente de aquel que quiera recibirlo.


¿Quieres tú compartir tu vida con el creador de la vida?, El ha hecho todo por ti.  Hasta mandar a su hijo amado Jesús a morir en una cruz, para que tú seas salvado y recibas el perdón por tu desobediencia.  ¿Estás tú dispuesto a recibir a Jesús en tu corazón?, Él es un caballero y  no entrará nunca por la fuerza.  Él solo entrará si tú abres la puerta de tu corazón…