En la actualidad existe mucha controversia acerca de cuáles versiones de la Biblia son las que respetan y se sujetan con mayor fidelidad a los textos autógrafos, o la palabra original. Los hechos que nos han conducido a esta discusión, son de muy larga data, y se remontan inclusive a los primeros siglos de existencia de la iglesia.
Conviene pues, antes de exponer el porqué de esta controversia, revisar primeramente el orígen y la historia de la que hoy, para todos los cristianos se constituye en las escrituras sagradas: La Santa Biblia.
La Biblia está compuesta de dos partes principales: El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento proviene de los antiguos textos sagrados judios. Específicamente la Tanaj, que incluye: la Tora o Libro de la Ley, los libros de los profetas o Nebim, y los escritos o Kethubim. Estos comprenden 24 libros que desagrupados se han convertido en los 39 de nuestro Antiguo Testamento.
Sin embargo, para la iglesia, hoy Católica, el Antiguo Testamento contiene 46 libros en lugar de los 39 mencionados. ¿Porqué?. Sobre este aspecto, existió también mucha controversia. Durante la primera traducción de los escritos sagrados judios a la lengua griega, se agregaron unos textos que no formaban parte de lo que la tradición judía conocía como los escritos inspirados. Se trata de los denominados por Jerónimo de Estridón como libros "Apòcrifos", u "ocultos"; inicialmente 15. Esta primera traducciòn, fue llamada traducciòn de los 70 o septuaginta, en alusiòn a los 72 traductores que fueron llevados de Palestina a Alejandrìa para realizar tal labor. La primera versiòn de los escritos sagrados judios en griego, o la primera versiòn de la Biblia Griega, ya en sus orìgenes, incluyò escritos no considerados por la tradiciòn judìa como inspirados.
Posteriormente, sobre este hecho, nacieron dos posiciones encontradas; una que afirmaba que para el caso del Antiguo Testamento, los libros que debìan ser considerados como las escrituras sagradas reconocidas como inspiradas, o sea el Canon, debìan ser los mismos que aceptaba la tradiciòn judìa.
Otra posiciòn, que es la misma de la Iglesia hoy Católica, defendìa la inclusiòn de los libros apòcrifos dentro del Canon de la biblia, asumiendo que formaban parte de un canon màs amplio que el de los Judìos de Israel. O sea, el canon de los judìos de Alejandrìa.
Pero ¿porquè algunos de los padres de la iglesia defendieron la inclusiòn de estos libros apòcrifos?. Existen muchas razones. Una de ellas es que los mismos incluyen versìculos que apoyan muchas posturas de la iglesia catòlica en relaciòn a temas tan trascendentes, como: la existencia del purgatorio, y el que a travès de la limosna se puedan expiar los pecados, entre otras.
Esta discusión continuó a lo largo de los años, hasta que en el siglo XVI, durante el Concilio de Trento, la Iglesia Católica incluyó de forma definitiva a algunos de los libros apócrifos dentro del canon del Antiguo Testamento; denominándolos como deuterocanónicos, o de segundo canon. Estableciéndose esto de manera dogmática y considerando anatema a todo aquel que no se sujetara a esta decisión.
Martín Lutero, por su parte, padre del movimiento reformista, nunca estuvo de acuerdo con la postura de la iglesia a este respecto. El consideraba que únicamente los libros reconocidos por la autoridad judía debían ser incluidos dentro del canon del Antiguo Testamento.
De allí, que para el caso del Antiguo Testamento, la Iglesia Católica cuente con 46 libros, que incluyen 7 deuterocanónicos o apócrifos, y adiciones a los libros de Esther y Daniel; y los cristianos protestantes solo con 39 libros, que son los mismos reconocidos por la autoridad judía.
EN CUANTO AL NUEVO TESTAMENTO
Fue escrito en griego. El denominado Koiné, que era el griego de habla común en el Imperio Romano.
En sus orígenes, la iglesia cristiana se sustentaba en la enseñanza oral de los apostoles. Después de un tiempo, se sintió la ingente necesidad de poner por escrito la vida, obra y doctrina de Jesucristo, así como las enseñanzas de los mismos apóstoles. Este fue el origen de los evangelios y de las Epístolas. A mitad del siglo I se comenzaron a copiar y coleccionar los escritos divinamente inspirados de los apóstoles y profetas novo testamentarios.
Ya en el siglo II d.C. la Biblia estaba completamente escrita. Esta Biblia, que circulaba en volumenes, contenía el Antiguo Testamento en la versión griega Septuaginta, y el Nuevo Testamento griego, idioma en el que había sido escrito. Cuando en el siglo III, surgió el códice, fue posible compendiar la Biblia en un solo volumen, pero de estas biblias no ha quedado ni un solo manuscrito. (Esto, debido en parte a que el material empleado era el frájil papiro, y en parte porque algunos césares, embistieron contra la biblia y los cristianos, destruyendo grandes cantidades de la misma).
Ya para este mismo siglo III, con la aplicación de criterios bien específicos, habían sido reconocidos y aceptados los escritos que conformarían parte del canon del Nuevo Testamento. En el 367, Atanasio, obispo de Alejandría, en la carta pascual a sus iglesias, listó los 27 libros del Nuevo Testamento, igual a los que tenemos incluidos en nuestras biblias hoy en día. Él proporcionó la primera lista de los libros reconocidos como escrituras sagradas para el caso del Nuevo Testamento. En el Segundo Concilio Trullano en el 692, se reconocieron estos escritos como autoritativos.
En occidente, en la época previa y posterior a la Reforma protestante, se retomó lo referente al Canon del Nuevo Testamento. Y tanto la Iglesia Católica, como Lutero y los otros reformadores, aceptaron como válido el cánon que la tradición había establecido. Los 27 libros reconocidos como inspirados.
Hasta aquí, conocemos de manera suscinta cómo se formó tanto el canon del Antiguo Testamento como el Canon del Nuevo Testamento de la Biblia.
Pero. ¿Cómo fueron transmitido sus contenidos a lo largo de la historia?.
LOS PRIMEROS MANUSCRITOS:

Para garantizar la transmisión y preservación de la información escrita en los rollos de papiro, o posteriormente en los códices, se procedía a transcribirla literal y cuidadosamente a otros rollos o códices nuevos, protegiéndola así del paso del tiempo. Estas copias eran denominadas manuscritos, palabra proveniente del latín, "manu scriptum" que significa escrito a mano.
Para la retransmisión de las escrituras sagradas judías, esta comunidad, siempre contó con hombres expertos en la realización de tan delicada y detallista labor. Estos manejaban normas muy específicas y estrictas para garantizar que una copia fuera literalmente idéntica a su original; tratándose así de evitar alteraciones en los documentos; pues daban una altísima importancia a la preservación inmaculada de la palabra de Dios. Estos hombres, llamados Masoretas, dedicaban sus vidas enteras a la labor de transcripcion. Y precisamente Masorético, proviene del término hebreo "Masorah", que significa tradición. Y se refiere a la transmisión de una tradición. Estos masoretas, eran rabinos y escribas estudiosos, responsables de compilar el llamado texto masorético, el texto verdaderamente màs confiable del Antiguo Testamento.
Entre los no judíos, la situación era un tanto diferente. Pues los responsables de realizar tal labor, no siempre contaban con tan alta formación o preparación; no estando excentos de generar errores por omisiónes, descuidos e inclusive en ocasiones por la intervención directa, voluntaria e intencionada del responsable transcriptor.
Es así como comenzaron a surgir los diferentes textos manuscritos de la biblia que llegados a la actualidad, se cuentan por miles.
TRANSMISIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO A LO LARGO DEL TIEMPO
Desde que fue escrito el Nuevo Testamento, sus copias se fueron sucediendo, para llegar en la actualidad a más de 24.000 manuscritos del mismo, que lo contienen total o parcialmente. (más de 5.000 en griego, 10.000 en latín y 9.300 en muchos otros lenguajes antiguos incluyendo siríaco, eslavo, gótico, etíope, copto y armenio)
Con esta inmensa masa de manuscritos, surgió concomitantemente la necesidad de organizarlos, y clasificarlos a fin de conocer sus similitudes y diferencias. Y este ha sido parte del trabajo desarrollado por la crítica textual.
Con el objeto de facilitar su estudio, se ha logrado catalogar los más de 24.000 manuscritos existentes del Nuevo Testamento, en lo que los especialistas han llamado "familias de textos". Estas familias se formaron en relación con un centro importante de la cristiandad antigua: Alejandría, Antíoquia, Constantinopla, Cartago, Roma, Cesarea y Bizancio: en donde las comunidades cristianas fueron elaborando sus propios "Textos" locales.
1. TEXTO OCCIDENTAL
Es un texto divergente de los demás, con tendencia a utilizar parafrásis y expresiones libres. Es muy antiguo. Tiende a armonizar, y en ocasiones evita lo que puede desconcertar. Corriente en Europa, África del norte, Egipto y otras partes, Los manuscritos más representativos de este tipo de texto son:
El códice Bezae, del siglo V o 6,
El códice Claromontanus, del siglo VI, y
El códice Washingtonianus, del final del siglo IV
2. TEXTO CESARIENSE
Parece haberse originado en Egipto. Está respaldado por el papiro Chéster Beatty 45. Fue llevado por Orígenes a Cesarea, donde fue utilizado por Eusebio y otros. De Cesarea fue llevado a Jerusalén, donde fue usado por Cirilo y por armenios que en épocas tempranas tenían una colonia en Jerusalén. Presenta un texto mixto y solamente ha podido ser identificado en los Evangelios.
3. TEXTO ALEJANDRINO
También llamado neutral o egipcio. Se llaman alejandrinos porque muchos de estos manuscritos están asociados con el área o personajes de Alejandría. Tienden a ser más antiguos, pero son una minoría comparado a los demás manuscritos, y contienen más variantes textuales entre sí que en el Texto Bizantino. Algunos de sus manuscritos omiten versículos enteros que se encuentran en manuscritos bizantinos. Ciertos manuscritos Alejandrinos contienen libros apócrifos. Son breves y austeros, es decir, presentan el texto mas corto. Dos de los principales textos Alejandrinos son:
El códice Vaticano y
El códice Sinaítico
4. TEXTO BIZANTINO:
También se le llama texto Sirio, Koiné, Eclesiástico o Antioqueño. Su mejor representante hoy es el códice Alejandrino (en los evangelios) y la gran masa de manuscritos minúsculos. Se caracteriza por aparecer completo. Este tipo de texto, fue distribuido ampliamente a través de todo el Imperio Bizantino. Fue reconocido como el texto autorizado; fue el de mayor circulación y el más aceptado. Otro rasgo del Texto Bizantino es la armonización, es decir la acomodación de un texto a otro. Ha sido llamado a través del tiempo con seis nombres diferentes:
- Texto Bizantino
- Texto Imperial
- Texto Tradicional
- Texto de la Reforma
- Texto Mayoritario
- Texto Recibido o Textus Receptus, nombre que se le dió a finales del siglo XVI.
Aproximadamente el 80 90% de los manuscritos pertenecen a la categoría de textos bizantinos. . .
Nuestras actuales Biblias provienen principalmente del trabajo de traducción de textos griegos derivados de dos de estas familias textuales: la de los textos Alejandrinos y la de los textos bizantinos. Pero ¿Cuál de estas familias de textos podría asegurarse se acerca más en todos los aspectos a las escrituras autógrafas originales?.
Actualmente existe mucha discusión en cuanto a precisar cuál de ellos se ajusta más fielmente a los textos originales.
Algunos, dan más relevancia, por ejemplo, a la antigüedad de los manuscritos. Afirmando que los más antiguos son los más cercanos a los textos autógrafos: (Estos hacen alusión principalmente a los textos Alejandrinos, Vaticano y Sinaítico). Otros, hacen referencia al cuidado que debe tenerse en la selección de los textos; pues la antigüedad de un manuscrito no garantiza la fidelidad de su información. Para estos es importante que los textos, independientemente de su antigüedad, sean sin corrupción; o sea, no deben estar adulterados, lo que garantiza su fidelidad a los textos originales. Ellos hacen alusión principalmente al Texto Bizantino o Textus Receptus.
Revisemos entonces el proceso de generación de nuestras actuales biblias.
TEXTUS RECEPTUS O TEXTO RECIBIDO
En 1516, Erasmo de Roterdam (1466-1536), Erudíto Holandés, publicó la primera edición de un texto griego del Nuevo Testamento basado fundamentalmente en textos de la familia de los bizantinos o mayoritarios. Los textos utilizados por Erasmo fueron los minusculos, 1eap, 1rK, 2e, 2ap, 4ap, 7p y 817.2. Al imprimir el texto griego con los mètodos modernos y ya no copiarlo, era lo más lógico que se usaran los manuscritos griegos que siempre se han usado y que llamamos el Textus Receptus o Texto Bizantino. Para su trabajo Erasmo comparó al menos tres o cuatro de los manuscritos, a excepción del Apocalípsis que solamente se encontraba en uno de los manuscritos, al que además le faltaba la última hoja con seis versos, los cuales tomó de la Vulgata Latina.
Muchos críticos, especialmente de la Iglesia Católica han tratado a lo largo del tiempo de desmeritar el trabajo de Erasmo, centrándose en dos objeciones fundamentales. La primera es que Erasmo utilizó para el trabajo no más de media docena de manuscritos tardíos del siglo 10 y siglo 12. La segunda es que en la carrera por ser el primero en publicar, considerando que Jimenez de Cisneros (1436-1517) ya había impreso la Complutense Poliglota, y solo restaba su aprobación por parte del Papa en Roma para su publicación, fue acusado de realizar un trabajo apurado, descuidado y falto de rigor.
Si bien es cierto que el trabajo para la impresión del texto en griego se hizo apresuradamente, al punto de que Erasmo no transcribió algunos de los manuscritos, sino que hizo anotaciones en los mismos para enviarlos a la imprenta en la carrera por publicar primero. No es menos cierto que el resultado fue brillante, y aunque la primera edición contenía muchos errores tipográficos, en las ediciones posteriores se corrigieron estos errores, dedicando Erasmo los siguientes 20 años de su vida a mejorar esta edición griega.
Sin embargo, para algunos de los críticos que centraban sus argumentos en que el problema principal era que la mayor parte del texto había sido tomada de manuscritos no muy antiguos, de los siglos 10 y 12, las correcciones a las ediciones posteriores solo se traducían en remiendos que no solucionaban el problema, para ellos de fondo.
Quienes critican el trabajo de Erasmo basado en estos argumentos, no toman en cuenta que él debió haber tenido acceso, al Códice Vaticano, el cual reposaba en la biblioteca del Vaticano. Erasmo tuvo acceso al Codice Vaticano, pero rechazó sus lecturas, que estaban en desacuerdo con el texto bizantino. También tuvo acceso a D, el Codex Beza, pero también lo rechazó porque las lecturas de estos manuscritos se asemejaban en gran parte a las de La Vulgata.
Rechazó la Vulgata por la corrupción de los manuscritos alejandrinos usados en el siglo IV, y por las adiciones y sustracción al texto durante los años en Roma.
Erasmo fue bien versado en las lecturas y sus variantes. Editó y publicó las obras de Jerónimo, Cipriano, Arnobius, Hilarius, Ireneo, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Orígenes; esto nos muestra que se habría familiarizado con sus afirmaciones sobre las Escrituras. En 1505 fue editor de varias Anotaciones sobre el Nuevo Testamento, trabajo pionero de la crítica bíblica.
Erasmo estaba familiarizado con los problemas críticos y las variantes en las lecturas de los manuscritos; en sus escritos se encuentra su investigación, y referencia a tales problemas a travès de su estudio a Jerònimo y otros padres de la iglesia.:
1. El cierre de la Oración del Señor, en Mateo 6:13.
2. La entrevista del joven rico con Jesús (Mateo 19:17-22).
3. El final de Marcos 16:9-20.
4. La canción angelical (Lucas 2:14).
5. La omisión del ángel, la agonía y el sudor (Lucas 22:43- 44).
6. La mujer sorprendida en adulterio (Juan 7:53-8:1-11).
7. El misterio de la Piedad (1a Timoteo 3:16)
Lo que se debe afirmar aquí, no es que Erasmo tuvo acceso únicamente a unos pocos manuscritos de los siglos 10 y 12, sino que Erasmo decidió trabajar con los textos bizantinos porque le resultaban más confiables. El texto que Erasmo eligió tuvo una destacada historia en las iglesias griegas, sirias y valdenses.
Entonces la crítica no debe centrarse en la edad de los manuscritos que utilizó Erasmo, sino más bien en la cualidad y fidelidad de estos manuscritos en relación a los originales. Los manuscritos que utilizó Erasmo fueron aceptados por los cristianos desde los primeros días de la iglesia.
Otra crítica que suele hacérsele a Erasmo es que en su tercera edición incluyó la Coma Juanina, al haberla encontrado en un falso manuscrito del siglo XVI. Lo que no es exactamente cierto.
Erasmo incluyó en su tercera edición a 1ª Juan 5:7-8 debido a las pruebas abrumadoras que la hacían parte de la Escritura . Las primeras referencias son: Tertuliano (160-230), Cipriano (200-258), Priscillian (385), Cassiodorus (480-570), Agustín (siglo V), Atanasio (siglo 4) y Jerónimo (siglo 4.) También en La Vulgata, y aparece en el Codex Ravianus.
Por otra parte, Erasmo insertó en el Texto Receptus algunas lecturas de La Vulgata, porque eran lecturas sencillas y correctas.
El texto griego de Erasmo tuvo mucha importancia.
Martín Lutero y los traductores de los siglos XVI y 17, como Reina y Valera (en español), Almeida (en portugués), y la traducción al inglés de la versión de King James, utilizaron el texto de Erasmo. Estéfano publicó otras cuatro ediciones en los años de 1546 al 1551. Y Teodoro Beza también publicó diez ediciones. Esta familia de Textos griegos se conoce con el nombre de Textus Receptus o Texto Recibido. Como se le llamó a la edición del Texto griego hecha por los hermanos Elzevir en el año de 1633, quienes escribieron en la presentación de su publicación la frase: “Así que aquí tenéis el texto ahora recibido por todos (Textum ab Ómnibus Receptum) el cual te damos con nada cambiado o corrompido”. Algunos exegetas señalan que no se debe atribuir a Erasmo la creación del "texto recibido", el solo fue el vehículo transmisor de los textos manuscritos que llegaron a sus manos, dándoles una forma impresa.
La versión griega de Erasmo del Nuevo Testamento y sus subsecuentes ediciones fueron ampliamente difundidas, reconocidas y aceptadas como el texto normativo de la iglesia protestante; ya que la mayor parte de los reformadores, todos ellos gente muy instruida y erudita, usaron su texto como base para sus traducciones. Entre estos tenemos a: William Tyndale: (1525) (al inglés), Martín Lutero (al Alemán), Todas las Biblias en inglés del siglo XVI y 17. La Biblia King James, publicada en 1611, Lefêvre y Olivetan (1534 y 1535), (al Francés), Coverdale (1535) (al inglés), de Matthews (1537) (al inglés), de Taverner (1539) (Ginebra), Versión neerlandesa por Biestkens (1558), Biblia sueca de Uppsala, por Laurentius (1541), Biblia del Oso en español, de Casiodoro de Reina (1569), revisada por Cipriano de Valera (1602), conocida hoy como la Biblia Reina-Valera, Biblia en danés Christian III (1550), Versión checa (1602), Versión italiana de Diodati en 1607 y Nuevo Testamento en galés (1563).
El Textus Receptus a lo largo de los años ha sido objeto de múltiples críticas; especialmente provenientes de miembros de la Iglesia Católica. Algunos consideran que los manuscritos utilizados por Erasmo, eran pocos y de carácter tardío, por ser del siglo 10 y 12, alegando que existían los manuscritos mucho más antiguos y confiables del texto griego, como lo son el códice vaticano y sinaítico, del siglo IV. Textos estos de la familia de los alejandrinos.
Pero esto no es precisamente así. El texto Bizantino o Textus Receptus está fundido con la historia de la iglesia. Su antiguedad esta dada por su uso continuo a través de los siglos. Recordemos que las primeras traducciones del Nuevo Testamento en los idiomas nativos, datan del siglo II, en siriaco, latín y copto.
La versión siriaca llamada también Peshitta, hecha alrededor del año 170 d.C., sigue muy de cerca al Textus Receptus. Esta tuvo que haber sido traducida de manuscritos griegos del tipo Bizantino que se usaban entonces.
La iglesia gala del sur de Francia (177 d.C.) utilizó el Textus Receptus, al igual que la versión itálica (250 d.C.) entre otras.
Según el Dr. Jhon William Burgon, erudito anglicano del siglo XIX, hay 86.000 lecturas bizantinas en las escrituras de los padres de la iglesia, lo cual da testimonio que el Textus Receptus en forma manuscrita es mucho más antiguo que los manuscritos del siglo IV.
Pablo Besson, misionero suizo muy documentado en la materia, afirma también que el Textus Receptus sirvió de base para traducir el Nuevo Testamento de la versión llamada Peshitta. Este dato envuelve extraordinaria importancia en lo que se refiere a la antigüedad del Textus Receptus.
Robert Estienne, (Stephanus), al publicar el Nuevo Testamento griego (1546, 1549, 1550 y 1551), en su tercera edición incluye un instrumental crítico en el que manuscritos citados se refieren al texto, marcados por símbolos. Esto significó el primer paso hacia la moderna crítica textual.
EL TEXTO CRÍTICO
En 1870, los británicos, Westcott y Hort presentaron ante el Comité Revisor de la Biblia Rey Jaime (King James) su nuevo texto griego. A pesar de encontrar oposición inicial, pasados algunos años, sus ideas calaron en algunos grupos de intelectuales. Pronto su texto griego al igual que sus teorías, comenzarían a formar parte de seminarios e institutos bíblicos, para terminar convirtiéndose en la opinión mayoritaria en los seminarios y universidades bíblicas tanto de Inglaterra como de Norteamérica.
Westcott y Hort partían de la concepción de que el Nuevo Testamento había sido preservado semi-perfecto en los códices Vaticano y Sinaítico, y los consideraban los mejores, además de los más antiguos. En este sentido se propusieron desplazaar con su texto griego, tanto a la Biblia del Rey Jaime como al Textus Receptus. De hecho Hort juzgaba al Texto Recibido como un texto menos confiable, enseñando que la Escuela de Antioquia (asociada con Luciano) había traducido muy ligeramente el verdadero texto de las Escrituras (siglo II d.C.). Lo que produjo un texto menos confiable que luego se transformó en el Texto Recibido, (Teoría de la Recensión Luciana). Aunque Hort no tenía base para sustentar tal apreciación. Sus ideas calaron al punto de ser asumidas como verdaderas por intelectuales cristianos de la época.
Westcott y Hort encontraron importante oposición en el decano John Burgon y F.H.A. Scrivener
Posteriormente, el texto griego de Westcott y Hort, con algunas modificaciones introducidas por Eberhard Nestle y Kurt Aland se tradujo en lo que hoy se conoce como el Nuevo Testamento Griego Nestle-Aland, que es un texto crítico.
PERO: ¿QUIENES ERAN WESCOTT Y HORT?
En principio, Westcot, mediante carta que escribió a Hort, declaró que el rechazaba la "idea de la infalibilidad de la Biblia" y Hort lo avaló, en carta dirigida al Obispo Lightfoot.
Podría decirse que Hort apoyaba la salvación por buenas obras, debido a que llamó "inmoral", la doctrina de la expiación sustitutiva (la que enseña la salvación por medio de la fé en Jesucristo, quien murió por nuestros pecados)
Westcott negó que Génesis 1 al 3 eran ciertos históricamente.
Ellos recibieron serias acusaciones de practicar el ocultismo, lo cual posiblemente tenía una base cierta, pues conjuntamente con el Obispo Edward White Benson, fundaron el Gremio Fantasmal, con el propósito de investigar fantasmas y apariciones sobrenaturales. Gremio que se convirtió en la Sociedad para al Investigación Psíquica. Resulta por demás interesante que Helen Lavatsky, fundadora del movimiento teosófico, escribiera reconociendo y elogiando este texto griego.
El Texto Critico Nestlé-Aland y el Nuevo Testamento Griego de las Sociedades Bíblicas Unidas, constituyen la base textual para traducir el Nuevo Testamento en casi cualquier lengua sea quien sea quien realice la traducción. Así además de servir para la Versión Popular-Dios Habla Hoy, y la Nueva Versión Internacional, ha sido utilizado por versiones católicas como la Biblia del Peregrino (1993) o la Biblia de la Casa de la Biblia (1993). Las dos ediciones manuales más populares del texto griego hoy, la Nestle-Aland y la de las Sociedades Bíblicas Unidas, realmente varían poco del texto de Westcott y Hort.
Pero: ¿Son confiables estos textos?. ¿Sustituye debidamente el Texto Crítico, basado fundamentalmente en los códices alejandrinos, Sinaítico y Vaticano, al tradicional Textus Receptus o Texto Recibido, basado en los textos bizantinos?
La respuesta es definitivamente NO.
Los textos Sinaítico y Vaticano constituyen textos denominados corruptos. Implicándose no solo que no son obras completas, sino, y lo más importante es que han sufrido alteraciones que les restan en buena medida valor y confiabilidad. Por ejemplo. el Códice Vaticano, omite toda la 1° Carta a Timoteo, toda la segunda carta a Timoteo, toda la carta a Tito, casi todo el Génesis y extensas porciones de Samuel, Reyes, Nehemías, los últimos doce versículos del Evangelio de Marcos, la oración de Jesús en la cruz pidiendo el perdón de sus enemigos, la agonía de Jesús en Getsemaní, los últimos cuatro capítulos y medio de la carta a los Hebreos, treinta y tres de los Salmos, etc, etc. etc.. Sin embargo, añade libros apócrifos como Tobías, Judit, y la historia de Bel y el dragón; todos ellos, por cierto, contenidos en la Versión Popular Dios Habla Hoy. Asimismo en Job presenta adiciones en unos 400 versículos de acuerdo a las enseñanzas de un discípulo del hereje Marción. En relación con el Texto Receptus, omite al menos 2.877 palabras, añade 536, sustituye 935, cambia de lugar 2.098 y modifica 1.132. En total contiene 7.578 divergencias.
En el caso del Sinaítico, nos encontramos con un documento en el que realizaron modificaciones no menos de diez escribas diferentes a lo largo de un periodo no inferior a setecientos años.
Como lo señaló Tischendorf, su descubridor, el Sinaítico contiene no menos de 14.800 alteraciones. No es extraño, por lo tanto, que sólo en los Evangelios omita unas cuatro mil palabras, añada unas mil, y cambie de lugar y altere otras tres mil. Además de esto contiene unas mil quinientas lecturas que no aparecen en otros manuscritos. En relación con el Textus Receptus, las diferencias llegan casi a la cifra de nueve mil, prácticamente una por versículo. Como en el caso del Vaticano, las omisiones son asimismo frecuentes. Carece de los finales de Marcos y de Juan; de treinta y nueve palabras en Juan 19, de veinte palabras en Juan 20; de diecinueve palabras en Marcos 1; de catorce palabras en Marcos 15; de pasajes comoJuan 5:4; Mateo 16:2 al 3; Romanos 16:24; Marcos 16:9 al 20; 1° de Juan 5:7; Hechos 8:37; Génesis 23:19 al 24; 1° Crónicas 9:27, etc.; de libros como Éxodo, Josué, 1° y 2° Samuel, 1° y 2° Reyes, Oséas, Amós, Miqeas, Ezequiel, Daniel y Jueces. Sin embargo, añade apócrifos como Bel y el Dragón. Tobías y Judit, todos ellos presentes en la Version Popular Dios Habla Hoy.
Finalmente el Sinaítico y el Vaticano ni siquiera son coincidentes entre si. El Vaticano contiene cerca de ocho mil alteraciones y el Sinaítico cerca de nueve mil en relación con el Textus Receptus; pero esas variaciones ni siquiera son las mismas en los dos manuscritos.
Además, el Sinaítico y el Vaticano discrepan entre si no menos de una docena de veces por página.
Ciertamente, analizado desde un punto de vista meramente científico y racional, resulta obvio que pretender fundamentar una versión adecuada del Nuevo Testamento griego correcta sobre manuscritos tan cargados de deficiencias resulta menos que aceptable.
Además en comparación con el Textus Receptus, no sólo no resultan antiguos sino modernos. Pertenecientes ambos al siglo IV, resultan posteriores ya a diversas traducciones de la Biblia anteriores, a veces, incluso en dos siglos que partieron lógicamente, no del Sinaítico, ni del Vaticano sino de textos del Nuevo Testamento griegos más antiguos, como los textos bizantinos.
Al hecho de ser textos corruptos y tardíos, el Sinaítico y el Vaticano añaden otra circunstancia negativa no menos importante. Nos referimos al hecho de que el Sinaítico y el Vaticano encuentran un apoyo mínimo dentro del conjunto de manuscritos del Nuevo Testamento griego que han llegado hasta nosotros. De hecho, sólo menos de un cinco por ciento de los más de 5.000 manuscritos que contienen en todo o en parte el texto griego del Nuevo Testamento coinciden, siquiera parcialmente, con el texto del Sinaítico o del Vaticano.
Veamos un resumen de las diferencias entre estos dos grupos.
- El códice Vaticano omite gran parte de los pasajes bíblicos que a la iglesia de Roma le ha convenido suprimir.
- En numerosos pasajes el manuscrito repite palabras y frases consecutivas. Una muestra del descuido y la desidia con que fue copiado. Es más fácil encontrar dos versículos consecutivos en los que estos manuscritos (Vaticano y Sinaítico) difieren que dos en los que concuerden”.
- El Dr. C. V. Manzanares dice que "ni uno solo de los padres de la Iglesia se opone al texto del Nuevo Testamento como aparece en el Texto Receptus.
- David Otis Fuller afirma que las más de 86.000 citas que hacen los padres de la iglesia concuerdan con el Textus Receptus. Apesar de esto el Texto minoritario es el más aceptado hoy en día.
¿Por qué, si estos dos manuscritos que sólo coinciden en un 5% con la gran mayoría de los más de 5.000 manuscritos existentes en griego, y el Textus Receptus que coincide en más del 90% de los casos con todos los manuscritos que se conocen, se ha de descartar el Textus Receptus y adoptar el Texto minoritario como el "más aceptado en la actualidad?.
La respuesta, según C. V. Manzanares, está en la gran influencia que ejercieron estos dos exégetas y miembros del comité revisor de 1870, que además fueron los autores del texto griego que ha servido de base para la que hoy tenemos de Eberhard Nestlé y Kurt Aland.
Estos exégetas fueron B.F. Westcott, y F.J. A. Hort, quienes ya mencionamos, fueron ocultistas, aceptaron las teorías de la evolución de Darwin, y negaron la inerrancia y la infalibilidad de las Escrituras. Pasaron del liberalismo modernista al ocultismo; se convirtieron en abiertos enemigos de la Palabra de Dios. Hicieron su propia versión del texto griego, la que luego utilizaron Nestlé y Aland.
Cabe señalar aquí que el Dr. Henry Morris, fundador del Instituto del Creation Research, ha aseverado que Eberhard Nestlé y Kurt Aland, al igual queWestcott y Hort, eran partidarios de las teorías de la evolución, y que Nestlé y Aland se contaban entre los teólogos escépticos de Alemania
En su libro Una Historia Comprensible de la Biblia, Samuel Gipp hace mención de por lo menos ocho miembros del comité revisor, sin contar a Westcott y Hort,que negaban la inerrancia y la infalibilidad de la Biblia.
LA CRÍTICA TEXTUAL
Los "críticos textuales", basados en las características que muestran los manuscritos griegos, los clasifican en lo que denominan "familias de textos": alejandrinos, occidentales, cesariences y bizantinos. Todos con base a su origen geográfico, estilo griego y fecha.
La crítica textual utiliza procedimientos muy rigurosos para evaluar y clasificar los textos. Además del origen geográfico, estilo griego y fecha, consideran lo que ellos denominan testimonios textuales, lo que hace referencia a la cantidad de manuscritos que presentan la misma redacción. Esto debe movernos nuevamente a la reflexión, pues los textos de la familia de los bizantinos, de la cual proviene el textus receptus, como ya se mencionó, representan el 95% de los manuscritos de los que se dispone en la actualidad. Es la familia más abundante, y estos textos no se contradicen entre sí. Entonces, porque relegar y supeditar la información que es más abundante, homogenea, coherente y armónica proveniente de esta familia de textos y sustituirla por una información proveniente fundamentalmente de textos alejandrinos, que representan tan solo el 5% de los manuscritos disponibles en la actualidad y que presenta omisiones de pasajes, contradicciónes entre sí y lo más grave, evidencian alteraciones intencionadas,
Y si adicionamos la práctica de los críticos textuales de examinar además de los manuscritos, todos los demás testimonios relevantes (las versiones y las referencias de los padres de la iglesia), con mucho menos razón encontraremos justificación a esta sustitución, pues se conoce que existen más de 86.000 lecturas bizantinas en los escritos de los padres de la iglesia, lo cual nos habla sobre la antigüedad, reconocimiento y aceptación del texto bizantino desde los primeros años del cristianismo.
En definitiva. En el mundo de habla castellana, la clásica versión Reina-Valera, fundada en el textus receptus de acuerdo con el estado de los conocimientos textuales de esa época, ha seguido siendo, para la generalidad de los creyentes, más o menos lo que hasta hace poco fue la Vulgata para la Iglesia Católica Romana. Hasta la revisión de 1995 no cambió la base textual. Las Biblias de Estudio corrientes se basan en la versión de 1960, cuyos derechos tiene las Sociedades Bíblicas Unidas. Éstas, las Reina Valera 1960, hacia atrás, son excelentes versiones del tradicional 'texto recibido' con mínimas diferencias sintácticas.
REFERENCIAS
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